Cuidar también es educar: inclusión y seguridad escolar van de la mano.

Cuidar también es educar: la seguridad escolar como parte de la inclusión

Es una conversación desde la vida real. Lo escribo como madre de un niño con discapacidad, que cada día entra al colegio con la esperanza de aprender, jugar y participar; pero también lo escribo como profesional, desde el lugar que me ha permitido ver las instituciones educativas no solo como espacios de formación académica, sino como entornos de trabajo, convivencia, afecto y múltiples realidades.

Por eso, hoy quiero hablarte de inclusión, pero no solo desde el aula, quiero hablarte de la inclusión que también se construye desde la seguridad, la salud y el bienestar, porque, si algo he aprendido como madre y como profesional en Seguridad y Salud en el Trabajo (SST), es que cuando el entorno se siente seguro, se aprende mejor, se enseña mejor y se vive mejor.

Muchos colegios privados realizan esfuerzos admirables para promover la inclusión: docentes que diseñan PIAR, que aplican el DUA con creatividad, que adaptan contenidos con cariño y que buscan estrategias para que nadie se quede atrás. Pero ¿qué pasa cuando un simulacro de evacuación no contempla una silla de ruedas? ¿Qué ocurre si las rutas de escape no están señalizadas con pictogramas o si la alarma de emergencia no se complementa con estímulos visuales para los niños con discapacidad auditiva?

Allí, la inclusión se detiene. Porque la seguridad también educa. Porque cuidar también es enseñar.
Es aquí donde la Seguridad y Salud en el Trabajo puede convertirse en una aliada pedagógica;, cabe resaltar que no se trata de un requisito documental ni de una carga adicional para el equipo docente, es una perspectiva que refuerza lo que ya hacen las instituciones: proteger, formar y cuidar, es la manera de traducir los valores institucionales en acciones concretas que promuevan el bienestar real de todos: estudiantes, docentes y familias.

Desde esta mirada, la SST no compite con la pedagogía: la complementa, la potencia, la acompaña.
Por eso, hemos desarrollado una guía de actividades lúdicas y adaptables que los colegios pueden integrar dentro de sus estrategias de inclusión. Estas actividades no reemplazan el PIAR ni las metodologías docentes; son un apoyo que puede fortalecer los procesos ya existentes, consolidar la cultura de seguridad y contribuir a que cada estudiante —con o sin discapacidad— se sienta parte activa de su propio cuidado.

Actividades adaptadas para fortalecer la inclusión y la cultura de seguridad

Las siguientes propuestas no son únicas ni cerradas: son una invitación a crear desde la realidad de cada colegio, es obligatorio que sean ajustadas a las edades, contextos y particularidades de los estudiantes, tal como lo hacen ustedes desde su conocimiento y experiencia. Están pensadas para trabajarse en equipo, con el liderazgo docente y la participación activa de toda la comunidad educativa (Las actividades son ejemplos, propuestas, que deben ser modificadas bajo el criterio de cada profesional docente).

Discapacidad Visual

Juego: “El Camino Seguro” (Orientación y Movilidad)

Objetivo: Identificar riesgos en el entorno mediante el uso de otros sentidos (tacto, oído).
Materiales: Cuerdas texturizadas, sonidos guía (campanas, claves), objetos táctiles (pelotas, superficies rugosas/suaves).
Dinámica:
Se crea un recorrido con diferentes texturas en el suelo (alfombras, cintas adhesivas) que representan zonas seguras y peligrosas.
Los estudiantes, guiados por sonidos (ej. un timbre para “peligro” o una palmada para “seguro”), deben seguir el camino evitando “riesgos” (objetos que simulan obstáculos).
Al final, se discute qué sonidos/texturas representan seguridad y cuáles peligro.
Actividad: “Sonidos de Emergencia”
Se enseñan sonidos de alarmas (incendio, sismo) y se asocian con acciones (cubrirse, evacuar).
Se practica con juegos de roles donde los niños responden a diferentes sonidos.

Discapacidad Auditiva

Juego: “Señales que Hablan” (Lenguaje de Señas y Pictogramas)

Objetivo: Reconocer señales visuales de peligro y acciones seguras.
Materiales: Tarjetas con pictogramas de riesgos (fuego, cables sueltos) y acciones (llamar al profesor, salir ordenadamente).
Dinámica:
Se muestran imágenes de situaciones riesgosas y los estudiantes deben elegir la tarjeta con la acción correcta.
Se puede hacer en equipos, usando mímica o lengua de señas para explicar las respuestas.
Actividad: “Simulacro Silencioso”
Realizar un simulacro de evacuación usando solo luces intermitentes y gestos visuales (banderas, carteles de “PARE” o “SIGA”).

Discapacidad Intelectual

Juego: “¿Qué Hago Si…?” (Tarjetas de Situaciones)

Objetivo: Simplificar conceptos de seguridad con repetición y refuerzo positivo.
Materiales: Tarjetas con dibujos de situaciones cotidianas (ej. un niño cerca de un enchufe, otro tropezando con mochilas).
Dinámica:
El docente muestra una tarjeta y pregunta: “¿Esto es seguro?” Los niños responden “SÍ” o “NO” con pulgares arriba/abajo.
Luego, se discute la acción correcta (ej. “Alejarse del enchufe”, “Recoger las mochilas”).
Actividad: “Canciones de Seguridad”
Crear rimas o canciones simples con normas de seguridad (ej. “Antes de cruzar, debo mirar”).

Discapacidad Física (Movilidad Reducida)

Juego: “Mi Plan de Emergencia Personalizado”

Objetivo: Adaptar las acciones de seguridad a sus capacidades.
Dinámica:
Cada estudiante, con ayuda del docente, crea un plan de evacuación adaptado (ej. rutas accesibles, compañeros de apoyo).
Se practica en simulacros con sillas de ruedas o andaderas.
Actividad: “Circuitos de Accesibilidad”
Identificar barreras en el colegio (escaleras, pasillos estrechos) y proponer soluciones (rampas, señalización).

Discapacidad Múltiple

Juego: “Aprendo con Todos mis Sentidos” (Multisensorial)

Objetivo: Adaptar las estrategias según sus combinaciones de discapacidad (ej. física + intelectual).
Materiales: Luces intermitentes (para alertas visuales), vibradores (para señales táctiles), aromas suaves (lavanda = calma, vinagre = peligro).
Dinámica:
Combinar estímulos según las capacidades residuales del estudiante:
Ejemplo para un niño con sordoceguera + discapacidad física: Usar una almohadilla vibratoria bajo su silla para indicar “evacuación”.
Ejemplo para discapacidad intelectual + visual: Asociar un olor (como naranja) con “zona segura”.
Actividad: “Historias Sociales Personalizadas”
Crear cuentos con pictogramas, texturas y sonidos que expliquen paso a paso qué hacer en una emergencia, según las necesidades específicas del estudiante.

Discapacidad Sordoceguera

Juego: “Tocando la Seguridad” (Exploración Táctil Guiada)

Objetivo: Utilizar estrategias táctiles y de comunicación alternativa para identificar riesgos y acciones seguras.
Materiales: Objetos reales o miniaturas (extintor en miniatura, botiquín táctil), tableros de texturas (lisas = seguro, rugosas = peligro).
Dinámica:
Un guía-intérprete acompaña al estudiante para explorar objetos asociados a seguridad (ej. sentir la textura de un chaleco reflectivo vs. un cable pelado).
Se usan sistemas de comunicación como dactilológico (alfabeto manual sobre la palma) o braille para explicar qué representa cada objeto.
Refuerzo: Crear un “libro táctil de emergencias” con pasos básicos (ej. una página con una cuerda que simule la ruta de evacuación).
Actividad: “Mi Llavero de Emergencia”
Cada estudiante lleva un llavero con símbolos táctiles (ej. una estrella en relieve para “pedir ayuda”, una flecha para “salida”)

Discapacidad Psicosocial

Juego: “El Semáforo de las Emociones” (Gestión del Estrés en Emergencias)

Objetivo: Fomentar la autorregulación y el manejo de entornos seguros mediante rutinas predecibles.
Materiales: Tarjetas con colores (rojo/amarillo/verde), pictogramas de emociones (tristeza, miedo, calma).
Dinámica:
Relacionar colores del semáforo con acciones:
Rojo: “Detente” (identificar el riesgo).
Amarillo: “Piensa” (buscar ayuda).
Verde: “Actúa” (solución segura).
Practicar con situaciones cotidianas (ej. “Si escuchas un ruido fuerte en el pasillo, ¿qué color es?”).
Actividad: “Espacio Seguro”
Diseñar un rincón en el aula con herramientas de calma (audífonos con cancelación de ruido, pelotas antiestrés) para usar durante simulacros o situaciones de ansiedad.

Recomendaciones

Para garantizar que las actividades de seguridad sean efectivas, accesibles y sostenibles en colegios inclusivos, se deben seguir estas recomendaciones prácticas, alineadas con la normativa colombiana (Resolución 1239 de 2022, Ley 1618 de 2013 y Decreto 1421 de 2017):

1. Priorizar el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA)

* Multiplicidad de formatos:
Proporcionar la información en mínimo dos modalidades (visual, auditiva, táctil) para asegurar que todos los estudiantes accedan al contenido.
Ejemplo: En simulacros de evacuación, combinar luces intermitentes (visual), alarmas sonoras (auditivo) y vibraciones en dispositivos o pisos (táctil).
* Flexibilidad en la participación:
Permitir que los estudiantes respondan a las actividades según sus capacidades (verbalmente, por señas, con pictogramas o de manera física asistida).

2. Garantizar Ajustes Razonables

* Basados en necesidades individuales:
Realizar evaluaciones previas con docentes, terapeutas y familias para identificar barreras y adaptaciones específicas (ej.: sillas de ruedas para evacuación, intérpretes de lengua de señas, materiales en braille).
* Sin cargas desproporcionadas:
Las adaptaciones deben ser viables para la institución. Si una solución es costosa, buscar alternativas creativas (ej.: usar códigos de colores táctiles en lugar de tecnología costosa).

3. Involucrar a Toda la Comunidad Educativa

* Roles definidos:
Docentes: Incorporar las actividades de seguridad en sus planes de clase (ej.: enseñar normas de evacuación en matemáticas con problemas sobre rutas).
Estudiantes sin discapacidad: Promover su participación como “amigos de apoyo” en simulacros (ej.: guiar a un compañero con discapacidad visual).
Familias y cuidadores: Capacitarlos para reforzar aprendizajes en casa (ej.: practicar “stop, drop and roll” en caso de incendio).
Trabajadores administrativos y de servicios:
Incluirlos en los simulacros y capacitaciones, ya que son clave en emergencias (ej.: personal de cafetería debe saber cortar gas en caso de fuga).

4. Validar la Accesibilidad Física y Comunicativa

* Espacios seguros:
Verificar que las rutas de evacuación, salones y baños sean accesibles para sillas de ruedas, bastones o perros guía.
Señalizar con pictogramas universales y braille en puntos estratégicos.
Comunicación clara:
Usar lenguaje sencillo para discapacidad intelectual y apoyos visuales (vídeos con subtítulos y lengua de señas colombiana -LSC-).

5. Medir el Impacto y Mejorar Continuamente

* Indicadores de éxito:
Número de estudiantes que identifican riesgos correctamente después de las actividades.
Tiempo de evacuación en simulacros (comparar antes/después de las adaptaciones).
* Retroalimentación participativa:
Preguntar a los estudiantes con discapacidad: “¿Qué te ayudó a entender mejor la seguridad?” y ajustar en consecuencia.

Una escuela inclusiva también protege

Una institución inclusiva no es la que tiene más murales sobre diversidad, sino la que piensa en todos sus estudiantes al diseñar una evacuación, al adaptar un aula o al mejorar un protocolo. Es aquella que entiende que la seguridad no se enseña desde el miedo, sino desde la participación, y que una escuela verdaderamente segura es también una escuela más justa y más humana.

Por eso, este llamado no es a sumar tareas, sino a sumar sentido.
Es reconocer que, cuando trabajamos en comunidad, la pedagogía y la SST pueden caminar de la mano, alimentándose mutuamente, cuidando a quienes educan y a quienes aprenden.

Porque una cultura de seguridad también es una cultura de paz, de respeto, de vínculo.

Y eso… también se aprende.

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